Declaración del ECMIA en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4)
Declaración del ECMIA en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4)
Lima, junio de 2025
El Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA) articula a organizaciones de mujeres indígenas y mixtas de 23 países. A nivel mundial, 476 millones de personas pertenecemos a pueblos indígenas, representando el 6.2% de la población total y el 15% de la población más desfavorecida. Los pueblos indígenas, y particularmente las mujeres indígenas, somos pilares fundamentales del desarrollo sostenible de toda la humanidad y del planeta y es urgente que en la toma de decisiones sobre la financiación se tomen en cuenta nuestras realidades y prioridades.
Aunque las Naciones Unidas reconocen nuestros derechos como pueblos indígenas a la tierra y el territorio, recursos naturales, cultura y la libre determinación, los pueblos y particularmente las mujeres indígenas, nos enfrentamos a múltiples violencias, despojo, racismo y marginación. La triple discriminación por ser mujeres y por ser indígenas agudiza las barreras para el ejercicio de nuestro derecho al desarrollo y la consecución de la justicia económica.
Como mujeres indígenas enfrentamos pobrezas multidimensionales que van más allá de las mediciones monetarias o de canasta básica. Estas pobrezas económicas, políticas, sociales, culturales, ambientales, alimentarias, educativas y de seguridad territorial son sistémicas, históricas y estructurales y tienen sus raíces en el colonialismo, el patriarcado, el racismo y un modelo económico global basado en la explotación laboral y la sobreexplotación de la Madre Naturaleza.
Desde nuestra visión integral, la financiación para el desarrollo debería abordar como prioridad las causas de estas pobrezas tomando en cuenta el vínculo estrecho entre las pobrezas y la crisis climática, la falta de soberanía alimentaria, la inseguridad en la tenencia de la tierra, las violencias de género y la falta de acceso a la educación pertinente, entre otros factores. Es fundamental aplicar un enfoque intercultural, interseccional,intergeneracional y de género, con un fuerte énfasis en los derechos humanos individuales y colectivos, y se requiere inversión específica para abordar las exclusiones históricas.
Nuestras economías indígenas se rigen por los principios de reciprocidad y sostenibilidad y aspiran al Buen Vivir y el equilibrio entre todos los seres vivos, considerando el bienestar personal y colectivo en armonía con la Madre Tierra.
Desde nuestra visión de economía en equilibrio, es un reto significativo hacer que nuestras propuestas pueden articularse o participar en una economía de mercado y se pueda valorar de manera justa los conocimientos, productos y trabajos que realizamos las mujeres indígenas, incluyendo los procesos de cuidado, respeto, protección y sanación a la Madre Tierra que fortalecen nuestras economías.
Nuestra visión sobre la economía es holística, intergeneracional y orientada a la sostenibilidad de la vida a largo plazo, lo cual contrasta con modelos económicos que priorizan el crecimiento económico inmediato.
A pesar de las barreras para el ejercicio de nuestros derechos, las mujeres indígenas realizamos aportes fundamentales a las economías de los países, los cuales no son visibilizados ni reconocidos. En este sentido, urge cuantificar y reconocer estos aportes y garantizar que el financiamiento para el desarrollo contribuya efectivamente a una retribución justa por estos aportes y a una distribución justa de las riquezas a nivel local, nacional e internacional.
En el plano nacional y local, es fundamental aplicar los enfoques de género e intercultural en el manejo de recursos públicos, lo cual implica realizar asignaciones presupuestarias específicas que respondan a las necesidades de las mujeres indígenas en áreas como la seguridad territorial, la erradicación de las pobrezas, la prevención y el abordaje integral de las violencias y el fortalecimiento de las organizaciones propias.
Para garantizar el éxito de las políticas, planes y programas, se requiere crear y fortalecer mecanismos que aseguren una participación efectiva de las mujeres indígenas en la planificación, la asignación y el monitoreo del uso y la distribución de los recursos públicos.
En el ámbito de la cooperación internacional, es fundamental canalizar recursos a los mecanismos propios de cooperación entre mujeres indígenas que respeten la autonomía y el liderazgo de nuestras organizaciones y fortalezcan nuestras redes y capacidades desde el plano global al plano local.
En el mismo sentido, se debe priorizar el financiamiento internacional directo, sin intermediarios, flexible y de largo plazo para las organizaciones de pueblos y mujeres indígenas, considerando su rol estratégico en la defensa de derechos humanos y de la Madre Tierra, la adaptación al cambio climático y la promoción del desarrollo sostenible, de acuerdo con nuestras propias prioridades. Asimismo, urge valorar y financiar la integración de los conocimientos indígenas en estrategias de desarrollo sostenible, en ámbitos como la agricultura, la gestión de recursos naturales, la conservación del medio ambiente y de la biodiversidad y la salud.
Para concluir, en el marco del ejercicio de nuestro derecho a la libre determinación, exigimos que se garantice nuestra participación efectiva como pueblos y mujeres indígenas en la definición de prioridades para el desarrollo y en la toma de decisiones sobre la asignación de recursos desde el plano internacional al plano local.
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